Hoy nos apetecía mucho compartir con vosotros esta recomendación. El juego de mesa No seas burro de CIFE promete horas de diversión para toda la familia, además de incentivar valores tan importantes como la memoria, el aprendizaje y el razonamiento cognitivo. Un producto pensado para jugadores a partir de los 6 años y sin límite de edad. Aquí el objetivo es convertirse en el mejor jugador de cada partida, evitando no coger ninguno de los complementos que trae para convertirse en un burro.
Se trata de un juego de estrategia que produce grandes momentos de risa, viendo como tus contrincantes se van convirtiendo en burros mientras se van añadiendo el hocico y las orejas de burro.
El set contiene los siguientes elementos:
-8 Orejas de burro y 4 diademas para colocarlas en ellas.
-1 Mazo con 16 cartas
-3 Zanahorias de plástico
-1 Hocico de burro
El objetivo de este juego consiste en emparejar las cartas y gritar ¡burro! El mazo lo componen 16 cartas con 4 diferentes familias de burros. Pero recuerda, antes de empezar, cada uno de los participantes se tendrá que colocar sobre su cabeza una de las diademas incluidas en el set. Se prepara la mesa situando un número de zanahoria (menos una) igual al número de jugadores.
El juego está pensado para 2, 3 o 4 jugadores como máximo. Y es muy importante que nadie en la mesa pueda ver las cartas de los otros jugadores durante la partida.
Una ronda de No seas burro tiene una dinámica muy sencilla. Cada uno de nosotros tendremos que pasarle al jugador de nuestra derecha aquella carta que consideremos que no nos sirva. Cada vez que lo hagamos, hay que ponerlas boca abajo para que los demás no las vean. Siempre tendremos 4 cartas en nuestro poder, teniendo el objetivo de formar un grupo de burros de la misma familia.
Cuando un jugador tenga la familia gritará ¡burro!, siendo la señal para que todos los jugadores tengan que coger a toda velocidad una de las zanahorias de encima de la mesa. Y efectivamente, quien se quede sin tan suculento alimento, tendrá que subirse una de las orejas de la diadema.
La partida finaliza cuando uno de los jugadores se ha transformado por completo en un burro. Para ello tendrá que tener todos los accesorios puestos, las dos orejas de la diadema y el hocico.
Lo más importante de este juego es su velocidad y dinamismo, dando lugar a partidas cortas de unos 15 minutos, haciendo que no resulte pesado para nadie en ningún momento. Es más, seguro que más de uno querrá repetir, ya que es un juego irresistible para jugar una y otra vez. También al tratarse de unas reglas muy sencillas, facilita que los más pequeños las entiendan fácilmente.
1 comentario
Que chulo, esta genial para jugar en familia, muy divertido, gracias